Musulmanes, cristianos y judíos, debaten en Córdoba sobre derechos fundamentales

 

José Ángel Cadelo, Córdoba (España)

09/06/2022

Condenan el “laicismo que silencia la dimensión religiosa” y aspiran a una mesa permanente de las confesiones.Aunque hacía muchos años que la ciudad de la Mezquita no acogía un encuentro de estas características, esta “Jornada Interreligiosa Espíritu de Córdoba” pretende sentar las bases de una mesa permanente de las principales confesiones con arraigo en España. “Laicidad y derechos fundamentales” ha sido el tema propuesto. Todos los ponentes han coincidido en que la religión debe tener presencia en la vida pública y que un mal entendido laicismo no puede silenciarlas.

 

 

La subdirectora general de Libertad Religiosa, Mercedes Murillo, subrayó en la presentación de la jornada que las religiones no pueden verse como un obstáculo sino como un elemento de cohesión. Así se expresó en el Palacio de Congresos de Córdoba, promotor y sede de este encuentro, ante un público heterogéneo de muy diferentes tradiciones espirituales.

 

Isabel Romero, presidenta de Junta Islámica, destacó que las confesiones no solo no están enfrentadas sino que mantienen muy buenas relaciones institucionales y personales: “La espiritualidad debe formar parte de la vida pública”, subrayó en el transcurso de la Jornada a Estrecho News. Antonio Navarro, sacerdote de la Diócesis de Córdoba, incidió en que las diferencias entre confesiones no han de servir para enfrentarnos sino para poner lo mejor de cada una de nuestras tradiciones espirituales al servicio de la sociedad: “Dios no nos ha puesto aquí para imponer mensajes sino para proponerlos; si Dios no obliga… ¿Por qué tendríamos que imponer nosotros?”, refirió. “El laicismo (frente a la laicidad) es un pensamiento radical que afirma, con la excusa de la neutralidad, que toda religión debe estar fuera de la escena pública; eso es una imposición que elimina la religión, como si fuera un mal y, por tanto, no debe ser consentida”. Por su parte, Isaac Benzaquén, en representación de la comunidad judía, destacó el simbolismo de Córdoba como ciudad histórica de convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, y resaltó los valores de paz y tolerancia que tienen que aportar todas las religiones. Mariano Blazquez, poniendo voz en esta jornada a las iglesias evangélicas, se mostró partidario de colaborar juntos para paliar “los males sociales que nos afectan a las confesiones y a la sociedad”.

 

Católicos, musulmanes, judíos y evangélicos estuvieron representados por sacerdotes de la Diócesis de Córdoba, Junta Islámica de España, Federación de Comunidades Judías de España y Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.

 

El manifiesto hecho público, firmado por los representantes de las confesiones religiosas participantes en la Jornada, desarrolla algunos de los puntos que se resumen:

 

1.- El fruto principal de este evento está en la experiencia que hemos tenido trabajado codo con codo y dialogando en un clima de amistad y deseo de cooperación.

2.- El mensaje que queremos trasladar es que, ojalá, estas experiencias se multipliquen, 3.- Es una misma humanidad la que nos une y tenemos inquietudes espirituales, materiales y sociales que nos afectan y preocupan por igual.

4.- Nuestras tradiciones religiosas pueden dar respuesta a los retos y dificultades que el siglo XXI nos marca.

5.- Las religiones no han de ser puestas fuera de la escena pública, pues la sociedad se volvería materialista y nihilista si se vacía al ser humano de su esencia espiritual. El respeto a la aconfesionalidad del Estado y al pluralismo de convicciones, que los aquí firmantes aceptamos, no es compatible con una actitud laicista radical que silencie la dimensión religiosa.

6.- Este manifiesto no defiende el sincretismo o el relativismo religioso.

7.- Las religiones estamos llamadas, a rechazar toda instrumentalización ideológica y política que, por desgracia, a veces se hace de nuestros principios y que conduce a la violencia, el enfrentamiento y la destrucción de una auténtica espiritualidad.

8.- El fanatismo y el fundamentalismo, sean de tipo religioso, político o ideológico, tienen como amargo fruto la fractura de la convivencia y de la paz social.

9.- La educación es el lugar idóneo para fomentar un recto humanismo y, para los creyentes, una espiritualidad religiosa comprometida con el propio credo a la vez que consciente de la necesidad de luchar juntos por los derechos humanos, el cuidado de la vida, la paz, la solidaridad y el respeto a la pluralidad.